La realeza británica ataca la libertad de expresión en Estados Unidos, apenas unos días antes de que Donald Trump asuma como presidente por segunda vez.
El príncipe Harry y Meghan Markle expresaron su indignación porque Meta, propietaria de Facebook e Instagram, cambió su política para confiar en notas de la comunidad en lugar de un departamento dedicado a la verificación de datos.
Irónicamente, la pareja sugirió que el cambio de política de Meta “socava directamente la libertad de expresión”. ¿Cómo exactamente? Porque, según Harry y Meghan, Mark Zuckerberg supuestamente está dando prioridad a quienes usan las redes sociales “para difundir odio, mentiras y división”.
Es más, la pareja sugiere que la decisión de Meta se basa en la política estadounidense, que “nunca debería determinar si la libertad de expresión y los derechos civiles y humanos están protegidos en los espacios en línea que tan claramente moldean o destruyen la democracia”. Hasta ahí llegó la Guerra de la Independencia.
Trump hizo campaña con la promesa de “Hacer a Estados Unidos grande otra vez (otra vez)”. El expresidente y ahora presidente electo se ha hecho un nombre por su patriotismo extremo (algunos dirían nacionalismo) y por su rechazo a políticas más al estilo europeo en todo, desde las altas tasas impositivas hasta los estándares ambientales y energéticos de “cero neto” y las normas de inmigración. En su primer mandato, se enfrentó a los líderes europeos en una serie de cuestiones políticas, incluidas las contribuciones a la OTAN y la tendencia de muchas naciones europeas a depender de Estados Unidos para sus necesidades de seguridad en lugar de defender sus propias defensas nacionales.
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