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Reportero europeo

La devastadora plaga de langostas ha golpeado el este de África, con enjambres de insectos. cubriendo un área del tamaño de Moscú. Desesperados por esta plaga, los agricultores y la policía de países como Kenia y Etiopía están utilizando todas las herramientas disponibles, desde pesticidas hasta lanzallamas e incluso ametralladoras. Su desesperación es real y justificada: con grandes cantidades de cultivos devorados por el insecto hambriento, toda la región podría sufrir un desastre de seguridad alimentaria que amenazaría la vida.

La invención de los pesticidas ha resuelto este problema en prácticamente todas las demás regiones del mundo, y los funcionarios deberían estar dispuestos a buscar tecnología, no lanzallamas para lidiar con esto.

Estos tipos de plagas han afectado previamente a otras áreas del mundo.

En 2015, tal flagelo llegó a Rusia, provocando la destrucción del 10% de sus cultivos tras un monstruoso ataque de miles de langostas. Junto a sus campos, los granjeros estaban arruinados y desesperados. Sus pérdidas fueron enormes. Más tarde, los consumidores se enfrentaron al aumento de los precios, lo que afectó más a los hogares de bajos ingresos.

Sin embargo, a través de los pesticidas, la química moderna nos ha dado las herramientas para defendernos de las plagas en nuestros campos y en nuestras ciudades. En lugar de perder gran parte de nuestros rendimientos de cultivos, estos productos nos han garantizado una mayor seguridad alimentaria. Eso debe ser defendido.

Pero en el mantra de hoy, los pesticidas se consideran indeseables. No hace falta decir que un pesticida requiere un uso profesional y preciso, y ciertamente no todos los agricultores han sido igualmente rigurosos. La demonización general del uso de todos los plaguicidas no ha logrado generar una política inteligente o incluso respetuosa con el medio ambiente.

Abandonar por completo el uso de pesticidas tiene efectos ruinosos.

En los Países Bajos, el Centro de conocimiento y asesoramiento sobre plagas advierte en los principales periódicos que nuevas infestaciones de ratas son inminentes a medida que el país se prepara para restringir el uso de veneno para ratas a partir de 2023. Ya se ha prohibido en zonas exteriores, pero ahora también se prohibirá su uso en interiores, como RTL Nuevos informes.

La invasión de ratas en París cuenta una historia similar. En enero de 2018, el gobierno lanzó una campaña contra las ratas de 1,7 millones de euros para reducir la cantidad de roedores plagados de enfermedades. Entre enero de 2018 y julio de 2018 se realizaron un total de 4.950 operaciones antiratas frente a las 1.700 del año anterior. Estos esfuerzos no solo han fallado, sino que tampoco han logrado apaciguar a aquellos que no desean ningún efecto humano en el medio ambiente que nos rodea. Una petición en línea que denunciaba el “genocidio de ratas” y pedía el fin de los exterminios circuló ampliamente. Recogió 26.000 firmas.

Pero no podemos permitir una plaga de ratas. Si luchamos por ciudades saludables, no podemos tener nuestras casas y calles “compartidas” con ratas. De lo contrario, las consecuencias de nuestra inacción conducirán a problemas de salud considerables. Lo mismo se aplica a otras especies.

Un estudio de investigadores en Biology Letters, incluida la investigadora francesa Céline Bellard PhD, mostró en 2016 que las especies exóticas o invasoras son la "segunda amenaza más común" asociada con la extinción de animales y vida silvestre desde el año 1500 d.C. Y para al menos tres de las cinco especies animales diferentes examinadas, estas las especies invasoras son el asesino número uno.

Este es un problema importante en la Unión Europea. La UE sufre daños por valor de 12 000 millones de euros cada año debido a los efectos de estas plagas en la salud humana, las infraestructuras dañadas y las pérdidas agrícolas.

Según un informe de 2015, 354 especies están en riesgo significativo, incluidos 229 animales, 124 plantas y 1 hongo. Las especies invasoras incluyen babosas españolas, la bacteria xylella fastidiosa y el escarabajo asiático de cuernos largos. El lector tradicional no tendrá un concepto directo de cómo se ven, y dado que no hay equivalentes domésticos, probablemente tampoco habrá una petición por parte de los activistas.

Los agricultores de África no deberían tener miedo de renunciar a todos los pesticidas, ya que el uso controlado es esencial para un sistema agrícola productivo y un ecosistema viable.

Por lo tanto, la educación es clave. La prudencia sobre los plaguicidas no puede ni debe convertirse nunca en una obsesión ideológica. El uso controlado y con base científica de pesticidas sigue siendo una necesidad absoluta para nuestros agricultores y ciudades. Si no comprendemos este hecho crucial, nos convertiremos en nuestra propia plaga.

Publicado originalmente aquí.


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