El lanzamiento de los programas de vacunas en todo el mundo nos dio la esperanza de que la pandemia podría terminar una vez que todos recibieran sus dos vacunas. A medida que pasaba el tiempo y surgían nuevas cepas, se hizo evidente que las pandemias podrían ser parte de nuestra realidad ahora. Aunque leve, Omicron ha mantenido a los sistemas de salud europeos e internacionales bajo una presión extrema. El despliegue de refuerzos se ha convertido en una prioridad. Sin embargo, como sucedió con las vacunas originales, muchos países no actuaron lo suficientemente rápido, lo que prolongó la crisis de la COVID. Los Emiratos Árabes Unidos fueron los pioneros en el lanzamiento de refuerzos. Países como Nueva Zelanda, Ucrania, Australia, España y Canadá tardaron 5 meses más en ponerlo en marcha. En comparación con los resultados iniciales, el cambio en la clasificación se debe en gran medida a los retrasos en la implementación de la vacuna de refuerzo.

Desde marzo de 2021, la mayoría de los países han aumentado sus pruebas, y solo Suecia y Luxemburgo experimentaron un cambio negativo. Un número promedio de pruebas en Grecia, por ejemplo, aumentó en un 500 por ciento, en comparación con el Índice de resiliencia pandémica original. En Alemania, por el contrario, el aumento del 6 por ciento parece insignificante.