LÍNEA DE NOTICIAS DE MEDICINA: El 23 de noviembre, el alcalde de Londres, Sadiq Khan, anunció que a partir de febrero, todos los anuncios de alimentos con alto contenido de grasa, azúcar y sal serán prohibidos en la red de metro y autobús de Londres. La medida es parte del plan del alcalde para disminuir las tasas de obesidad infantil.
Fred Roeder, director general del Consumer Choice Center con sede en Londres, dijo que combatir la obesidad infantil es un objetivo noble, pero pisotear las opciones de los consumidores y los derechos de los consumidores adultos no es una solución adecuada.
Aunque todos estamos de acuerdo en que la obesidad es un problema importante, las restricciones de mercadeo no han demostrado ser efectivas para detenerla. En 1980, la publicidad de comida chatarra fue prohibida en Quebec y, contrariamente a los resultados esperados, las tasas de obesidad infantil aumentaron en 140% en los 15 años posteriores a la introducción de la prohibición.
En octubre, Public Health England indicó que más del 37 por ciento de los niños de 10 y 11 años en Londres tienen sobrepeso o son obesos. A menudo se argumenta erróneamente que esto se debe a un alto consumo de energía, pero las tasas de obesidad dependen de la actividad física, que según Public Health England ha disminuido en un 24 por ciento desde la década de 1960. La ingesta diaria de calorías en el Reino Unido también está disminuyendo cada década. No tenemos un problema de comida chatarra, sino un problema de quema de calorías. En lugar de imponer la prohibición de la comida chatarra, el alcalde debería abogar por promover estilos de vida saludables que incluyan ejercicio físico.
Para respaldar el plan, el alcalde explicó que 'la publicidad juega un papel muy importante en las decisiones que tomamos'. Si bien es cierto que los anuncios ayudan a distinguir los productos en el mercado, los gobiernos deben preservar los derechos de los consumidores a decidir por sí mismos y evitar la legislación que busca prohibir las marcas. En última instancia, nosotros, como sociedad, debemos centrarnos en educar y empoderar a los padres para garantizar que sus hijos tomen decisiones saludables”.
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