Cuando la administración Trump firmó su orden ejecutiva de Nación Más Favorecida (NMF) en 2025, pocos dudaron de que la medida sacudiría los mercados farmacéuticos mundiales. Al vincular los precios de los medicamentos en Estados Unidos a las tarifas más bajas negociadas por los gobiernos de Europa y Canadá, la Casa Blanca presentó el plan como un alivio para los pacientes estadounidenses en las farmacias.
Pero como advierte el Dr. Emil Panzaru, director de investigación del Consumer Choice Center, en una entrevista con Charla del CEA, Las consecuencias podrían ser mucho más graves: “Funciona como un control de precios”, explica. “Puede que veamos precios más bajos, pero los costes de I+D siguen siendo los mismos. Si las empresas no pueden recuperar esas inversiones, podrían simplemente dejar de lanzar o desarrollar nuevos fármacos”.”
Las consecuencias son enormes. Se necesitan, de media, diez años y más de 1.5 billones de dólares para comercializar un nuevo fármaco. Los modelos de la Universidad de Chicago sugieren que los controles de precios basados en la cláusula de nación más favorecida podrían reducir la inversión mundial en I+D hasta en 601 billones de dólares, eliminando cientos de nuevos medicamentos en las próximas dos décadas. “Eso significa menos tratamientos contra el cáncer, menos opciones para pacientes con enfermedades raras: oportunidades perdidas que se miden en vidas”, subraya Panzaru.
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