La derrota de Emmanuel Macron sobre Marine Le Pen en las elecciones presidenciales de Francia el domingo fue una victoria de la moderación sobre el extremismo. Pero a pesar del suspiro colectivo de alivio de la UE y muchos en Occidente, el trabajo de Macron apenas comienza y el camino por recorrer está lleno de obstáculos.
“Muchos de nuestros compatriotas votaron por mí no por apoyar mis ideas sino para bloquear las de la extrema derecha. Quiero agradecerles y sé que tengo un deber hacia ellos en los próximos años”, dijo Macron.
La campaña de segunda vuelta de Macron estuvo a cargo de votantes moderados de izquierda, que querían evitar una presidencia de Le Pen. Marine Le Pen es ampliamente vista como estigmatizadora de inmigrantes y minorías religiosas, todo mientras se opone a la Unión Europea. Esos votantes lo convirtieron en uno de los pocos presidentes franceses en ganar un segundo mandato, pero su margen de victoria (58 por ciento contra 41 por ciento) no fue abrumador y la tasa de abstención del 28 por ciento fue la más alta desde 1969.
Lo más fascinante son los primeros números sobre la votación del domingo, divididos por grupo de edad y profesión. Macron fue apoyado en gran medida por votantes de 18 a 24 años y mayores de 70, mientras que Le Pen ganó entre 50 y 59 años y estuvo cara a cara con Macron en el grupo de edad de 25 a 34. El apoyo de Le Pen provino principalmente de trabajadores y empleados del sector privado, mientras que Macron obtuvo la mayor parte de su apoyo de empleados gubernamentales y jubilados.
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