Las pequeñas empresas de todo el país se están preparando para una importante transición a medida que Malasia avanza hacia la facturación electrónica obligatoria.
A partir del 1 de julio, todos los contribuyentes, incluidas las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES), tanto físicas como en línea, están obligados a implementar la facturación electrónica.
Si bien la transformación digital es esencial para el progreso económico, muchos microempresarios y pequeños comerciantes enfrentan desafíos inmediatos para adaptarse al nuevo sistema.
Para facilitar la transición, el gobierno ha eximido a las empresas físicas con ventas anuales inferiores a RM150.000 de los requisitos de facturación electrónica.
Sin embargo, esta exención no se extiende a los vendedores en línea independientemente del tamaño de sus ingresos, una inconsistencia regulatoria que ha generado preocupación entre los grupos industriales y los propietarios de pequeñas empresas.
Con este fin, la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas (SAMENTA) ha instado al gobierno a elevar el umbral de exención a RM300.000, alineándolo así con la definición oficial de microempresas.
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