En 2020, Holanda será sede de la novena conferencia de las partes del llamado tratado OMS-CMCT. Durante esta conferencia, los líderes mundiales y los defensores de la salud pública analizan las formas en que se puede reducir la prevalencia del tabaquismo.
Sin embargo, estos mismos defensores no solo han hecho sus políticas sobre el tabaco real, sino también sobre el vapor: los productos innovadores de cigarrillos electrónicos están bajo fuego, a pesar de que se ha demostrado que son menos dañinos y ayudan a los fumadores que desean dejar de fumar. El comisionado de salud de la UE, Vytenis Andriukaitis, y la Red Europea para la Prevención del Tabaquismo y el Tabaco (ENSP) antitabaco están liderando la carga en esta lucha.
En 2015, Public Health England informó que una revisión independiente encontró que el vapeo es al menos 95 por ciento más seguro que el tabaquismo convencional. PHE confirmó esta evaluación en diciembre del año pasado.
Como resultado, el Reino Unido ha hecho de la reducción de los daños del tabaco una pieza central de sus políticas para reducir la tasa de tabaquismo, a diferencia de los llamamientos para dejar de fumar directamente, que son menos efectivos.
Esto también está respaldado por evidencia actual: un estudio financiado por el Instituto Nacional de Investigación en Salud del Reino Unido, titulado "Un ensayo aleatorio de cigarrillos electrónicos versus terapia de reemplazo de nicotina" en el New England Journal of Medicine, analizó el comportamiento de casi 900 fumadores La conclusión: los cigarrillos electrónicos fueron más efectivos para dejar de fumar que la terapia de reemplazo de nicotina.
Una consulta pública realizada por la Autoridad de Información y Calidad de la Salud en Irlanda encontró que los cigarrillos electrónicos son utilizados por un tercio de los fumadores como herramientas para dejar de fumar, y son dos veces más efectivos que un placebo.
En una entrevista con Euractiv, el comisionado de salud de la UE, Vytenis Andriukaitis, dijo exactamente lo contrario, afirmando que la terapia de reemplazo de nicotina era la mejor alternativa. Andriukaitis también defendió a su jefe de gabinete, que había sido criticado por llamando veneno a los cigarrillos electrónicos. La cita más reveladora del comisario lituano es esta: “Mi pregunta a la industria es la siguiente: ¿es dañino o no fumar? ¿Causa cáncer o no? El daño es daño. No importa si es menos o más”.
Esa declaración debería hacer pensar: aquí hay un comisario europeo que no cree en diferentes grados de daño. Según ese estándar, también podríamos equiparar la nocividad de comer carne roja con fumar cigarrillos. Ambos pueden causar cáncer, y ¿a quién le importa realmente el grado de daño causado por uno u otro?
Este lobby contra la reducción de daños está coordinado por organizaciones como la ENSP, que es financiado por los Programas de Salud y Consumo 2014-2020 de la Unión Europea. Esto significa que el comisario europeo financia una ONG que invita al comisario a eventos y lo presenta en artículos de noticias financiados por la misma ONG.
Parece como si la Comisión Europea tuviera un amplio apoyo para sus posiciones, pero en realidad, están usando claqueurs, que no es más que un engaño.
Andriukaitis y la ENSP están tratando de cambiar la narrativa sobre la política antitabaco enmarcándola como un derecho humano y haciendo declaraciones falsas sobre la ciencia que rodea la reducción de daños.
De hecho, su enfoque de la política antitabaco es casi religioso: “si hay humo, debe haber daño”. Impulsan políticas que restringen no solo las opciones de los consumidores, sino también el acceso a productos que ayudan a aquellos que eligen dejar de fumar con nuevas soluciones innovadoras.
A medida que crece día a día la evidencia científica a favor de la reducción de daños, la Comisión Europea defiende obstinadamente su enfoque anticientífico para dejar de fumar.
Sí, los consumidores deberían poder dejar de fumar de la manera que consideren adecuada y que se adapte a sus necesidades. Restringir la innovación en aras de aumentar su lista de deseos de "cosas que prohibir a continuación" no solo es una tontería, sino que es malo para la salud de las personas.
En cambio, la Comisión Europea debería seguir el enfoque del Servicio Nacional de Salud Británico para dejar de fumar.