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Dejar de fumar es una de las cosas más difíciles de hacer, como muchos exfumadores y actuales fumadores saben por dolorosa experiencia personal. La salud pública y los políticos deben esforzarse más para ayudar a los fumadores a dejar de fumar. 700.000 muertes por año en la UE deberían ser un incentivo suficiente para hacernos repensar nuestro enfoque actual.

Para ayudar eficazmente a los fumadores a dejar de fumar definitivamente, se deben cumplir tres condiciones:

En primer lugar, los fumadores deben poder elegir entre tantas opciones como sea posible para averiguar qué método para dejar de fumar funciona mejor para ellos. Las personas son diferentes y, por lo tanto, deben estar disponibles y asequibles diferentes formas de dejar de fumar. Para muy pocas personas (menos de 4%), dejar de fumar sin ayuda funciona. Para unos pocos, la terapia de reemplazo de nicotina (como los chicles o parches de nicotina) funciona, y resulta que para muchas personas, las nuevas alternativas de nicotina les ayudan a dejar de fumar de una vez por todas. Esos productos van desde vapeo y productos que no queman calor hasta snus o bolsas de nicotina. Lo que todas estas nuevas formas tienen en común es que separan el consumo de nicotina de la combustión del tabaco (que produce la gran mayoría de la toxicidad del tabaquismo), haciéndolos mucho menos dañinos que fumar cigarrillos. Cada uno es diferente, cada uno funciona mejor para cada persona diferente.

El 62% de fumadores en Francia y el 53% en Alemania creen que las políticas antitabaco ignoran lo difícil que es dejar de fumar. Claramente, los fumadores no están satisfechos con los métodos tradicionales para dejar de fumar y, por lo tanto, buscan el vapeo como un medio para dejar de fumar.

En segundo lugar, necesitamos un marco regulatorio abierto y moderno que se adapte a estas nuevas alternativas. Estos nuevos productos no son lo mismo que fumar. Por lo tanto, no deben pintarse con el mismo pincel reglamentario. Lo que necesitamos en cambio es una regulación basada en el riesgo. Vapear es 95% menos dañino que fumar y, por lo tanto, no debe tratarse de la misma manera. La reducción de daños debe convertirse en una pieza central de las políticas contra el tabaquismo, como en el campo de las drogas farmacéuticas. La reducción de daños sigue estrategias y soluciones prácticas para reducir las consecuencias nocivas asociadas con el uso de ciertas sustancias en lugar de un enfoque poco realista de 'simplemente dejar de fumar'. Animar a los fumadores que no pueden o no quieren dejar de fumar a cambiar al vapeo es el mejor ejemplo de reducción de daños.

En tercer lugar, los fumadores deben tener información precisa sobre los riesgos potenciales de los diferentes productos para tomar decisiones. Lo mismo se aplica a los profesionales médicos que trabajan con esos fumadores. Necesitan conocer los hechos para marcar una diferencia duradera para los fumadores.

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