La abundancia de energía es una necesidad para el noreste.

La energía se está encareciendo para los estadounidenses. NPR informó en agosto que una de cada seis familias tiene dificultades para pagar las facturas de servicios públicos, y que los costos de la energía están superando la inflación en más de 1001 TP4B.

Los habitantes de Nueva Inglaterra no están equivocados al sospechar que sus facturas de luz han aumentado este año, y aún no ha llegado el invierno. Algo tiene que cambiar, y si bien el presidente Trump tiene razón al señalar los altos costos y las dificultades prácticas para llevar energía a Nueva Inglaterra, se equivoca al descartar fuentes específicas.

Según el secretario de Energía, Chris Wright, la administración ha insistido en su intención de diversificar e impulsar la producción energética nacional para reducir los precios y «aumentar las opciones para el consumidor». Sin embargo, sus políticas han excluido específicamente a la energía eólica.

Según ISO New England, el principal operador de la red eléctrica de la región, los precios mayoristas de la electricidad aumentaron en 481 TP4T entre la primavera de 2024 y la primavera de 2025, lo que representa el mayor incremento regional del país. Las razones de estas subidas de precios son diversas, pero la fluctuación de los precios del gas natural y los costes de mantener una capacidad de transmisión adecuada figuran entre los factores más evidentes, sin mencionar el aumento de la demanda.

Sin embargo, es innegable que la administración ha inclinado la balanza. En agosto, el Departamento del Interior ordenó la paralización de la construcción de Revolution Wind, un proyecto eólico marino casi terminado y con todos los permisos necesarios, ubicado cerca de Rhode Island y Connecticut. El proyecto ya contaba con cimientos y personal, y cerca de 1.500 millones de dólares de inversión del sector privado.

Solo gracias a una decisión de última hora de un juez federal se ha permitido que el proyecto continúe.

La paralización inicial del proyecto no solo supuso un revés para una empresa; afectó directamente a los consumidores. El aumento de las tarifas eléctricas para familias y empresas se traduce en una menor renta disponible. Revolution Wind se diseñó para aliviar esta carga, proporcionando energía a un precio de 9,8 centavos por kilovatio-hora, con una tarifa fija durante 20 años, y a un coste inferior a la tarifa eléctrica media de la región.

Analistas independientes proyectan que Revolution Wind y otros proyectos marinos contratados reducirían los precios mayoristas de la energía en más de 101 TP4 T, ahorrando a los usuarios 1 TP5 T400 millones.

Trump ha criticado duramente el aspecto «estúpido y feo» de los molinos de viento y sus supuestos efectos sobre las ballenas y las aves. Adoptando una perspectiva más matizada, la secretaria Wright ha explicado que muchos proyectos eólicos se han llevado a cabo gracias a las subvenciones públicas de la administración Biden.

Wright no se equivoca respecto al statu quo de los subsidios, pero eso no justifica excluir una fuente de energía que puede proporcionar electricidad en un mercado competitivo a los consumidores que la necesitan.

Si queremos diversificar nuestra matriz energética, todas las fuentes deben considerarse. El hecho de que el gobierno federal decida qué energías ganan y cuáles pierden en la carrera energética, ya sea la eólica, la nuclear, el gas natural o el carbón, es precisamente la razón por la que nos encontramos en esta situación.

Publicado originalmente aquí

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