Bill Wirtz, analista sénior de políticas del Consumer Choice Center, dice SÍ.
Cada pocas semanas, hay una nueva campaña ecologista para prohibir algo que gusta a los consumidores. Mientras los activistas en el Reino Unido protestan por la "moda rápida", sus homólogos alemanes gritan sobre los SUV, con la esperanza de que una semana de atención de los medios haga que alguien en el parlamento reaccione de forma exagerada y lo proscriba.
La verdad es esta: ciertos consumidores quieren seguir las tendencias de la moda según la temporada, y esa sigue siendo su prerrogativa. Casi ningún consumidor renueva todo su guardarropa dos veces al año (principalmente por motivos económicos). Simplemente lo completan con un nuevo suéter o jeans. Y se les debería permitir.
La sostenibilidad no se ignora: muchas de las marcas acusadas de contribuir al cambio climático ya tienen compromisos de sostenibilidad e incluso tienen programas de reciclaje en las tiendas.
Sí, algunos consumidores siguen las tendencias como una forma de expresar su estilo personal o su expresión artística, mientras que otros optan por opciones a largo plazo y más duraderas. La elección es clave, y no sería ético limitar eso.
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