La cumbre de IA de Donald Trump en Washington esta semana fue un evento con gran éxito dirigido a la élite tecnológica. El presidente subió al escenario el miércoles por la noche, mientras la canción "Dios bendiga a Estados Unidos" sonaba por los altavoces, y luego decretó: "Estados Unidos debe volver a ser un país donde los innovadores sean recompensados con luz verde, no estrangulados con burocracia, para que no puedan moverse, para que no puedan respirar".
El mensaje fue claro: el entorno regulatorio tecnológico que alguna vez fue el foco de atención de los legisladores federales ya no lo es.
“Llevo muchos años observando”, continuó Trump. “He observado la regulación. He sido víctima de ella”.
Mientras Trump se dirigía a la multitud, se dirigió a ellos como "el grupo de los inteligentes... la capacidad intelectual". Frente a él se encontraban líderes tecnológicos, inversores de capital riesgo y multimillonarios, entre ellos el director ejecutivo de Nvidia, Jensen Huang, y el director de tecnología de Palantir, Shyam Sankar. El Hill and Valley Forum, un influyente grupo de interés de la industria tecnológica, coorganizó la conferencia, junto con el Silicon Valley All-in Podcast, presentado por el zar de la IA y las criptomonedas de la Casa Blanca, David Sacks.
El foro, denominado “Ganar la carrera de la IA”, fue una oportunidad para que el presidente presentara lo que llamó el “plan de acción de IA”, que tiene como objetivo flexibilizar las restricciones al desarrollo y despliegue de la inteligencia artificial.
La piedra angular de ese plan son tres órdenes ejecutivas que, según Trump, convertirán a Estados Unidos en una “potencia exportadora de inteligencia artificial” y revertirán algunas de las normas establecidas por la administración Biden, que incluían barreras para el desarrollo seguro de la inteligencia artificial.
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