El comercio ilícito es peligroso para los consumidores
El comercio ilícito es una amenaza grave y creciente para nuestras sociedades. A través del contrabando y los productos falsificados, los gobiernos y las empresas legales se ven socavados, y los consumidores se ven expuestos a productos mal fabricados y no regulados. Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, el crimen organizado transnacional de comercio ilícito es un negocio valorado en USD 870 mil millones. En este documento de política, abordamos algunos de los principales problemas que el comercio ilícito crea para los consumidores. Para prevenir el crecimiento del Comercio Ilícito y los riesgos relacionados para los consumidores, nuestras recomendaciones políticas a los Estados Miembros de la UE son:
- Los Estados miembros deberían moderar las políticas fiscales para garantizar que los regímenes fiscales no creen una demanda de alternativas ilícitas más dañinas a estos productos. Las propuestas que apuntan a aumentar los impuestos indirectos, como el IVA y los impuestos especiales, podrían reducir el consumo de productos legales y cambiar el comportamiento del consumidor hacia el mercado negro. Los Estados miembros deben promover y no bloquear las iniciativas del sector privado para hacer que las marcas sean más difíciles de falsificar. Se debe alentar la creación de marcas y la promoción de marcas como la forma más confiable de presentar calidad y confianza a los consumidores. Las propuestas recientes para limitar y prohibir las marcas y la publicidad hacen lo contrario y permiten el comercio ilícito.
- Los Estados miembros deben aumentar las sanciones existentes por prácticas comerciales ilícitas para proteger mejor a los consumidores de los riesgos para la salud y la seguridad. Las penas más severas reducirán los incentivos para cometer actos ilegales. Los traficantes de productos ilegales a menudo se aprovechan de los consumidores vulnerables y desfavorecidos. Esto daña a la sociedad en general, y también priva a los gobiernos de ingresos fiscales esenciales que podrían limitar las iniciativas de desarrollo; Las políticas regulatorias y fiscales impulsadas por los Estados miembros en materia de bienes de consumo deben facilitar el comercio internacional y promover la transparencia y previsibilidad para fomentar el crecimiento económico y el desarrollo. El núcleo de estas políticas debe tener en cuenta los intereses de los consumidores en el intercambio de bienes y servicios;
No son solo los artículos de lujo los que se falsifican o se pasan de contrabando y se venden ilegalmente. En el mercado negro también se encuentran medicamentos, cosméticos y productos electrónicos. Todo lo que tenga una gran demanda es atractivo para los falsificadores y los contrabandistas. Los artículos de moda y la electrónica se encuentran entre los productos más falsificados del mundo. Los materiales falsificados no solo perjudican a la industria y los minoristas, sino también a los consumidores que se enfrentan a mayores riesgos. En enero de 2020, un buque de carga se incendió debido a contenedores de envío llenos de baterías de litio falsificadas, que supuestamente se venderían en Europa. Este riesgo es excepcionalmente alto para los consumidores. Es por eso que los consumidores deben exigir regulaciones inteligentes que ayuden a distinguir entre los productos ilegales y los legítimos, al mismo tiempo que protegen la elección del consumidor.