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OPINIÓN de YAËL OSSOWSKI

En un intento por frenar el vapeo entre los jóvenes, la Junta de Supervisores de la ciudad de San Francisco votó ayer para prohibir todas las ventas de dispositivos de vapeo y cigarrillos electrónicos. La prohibición fue aprobada por unanimidad y se aplicará a la venta y distribución de cigarrillos electrónicos una vez que tenga la aprobación final.

La prohibición fue contraproducente y adoptó el enfoque de respaldar el miedo sobre la ciencia. El hecho es que los consumidores de San Francisco aún pueden comprar tabaco en todas sus formas, pero no se les permitirá comprar dispositivos de vapeo y cigarrillos electrónicos que son significativamente menos dañinos.

Esto está aumentando el daño potencial al solo legalizar el tabaco y empujar a los ex fumadores comprometidos y a los vapores actuales a viajar fuera de la ciudad para comprar sus productos de vapeo, o peor aún, crear un mercado negro sin regulación ni supervisión.

Para el conductor de camión, la camarera o el empleado de servicio al cliente que es adicto a la nicotina y ha encontrado una alternativa a fumar cigarrillos en productos de vapeo, ahora la Junta de Supervisores electa de San Francisco les negará esa opción.

La ciencia es clara: vapear es un 95 % menos dañino que fumar y brinda a los adultos la oportunidad de luchar para dejar el tabaco. La política pública debe estar dirigida a lograr la meta de menos fumadores, no más.

El enfoque en el acceso de los jóvenes a los productos de vapeo es una cuestión de cumplimiento: para eso, debe centrarse en los minoristas que venden ilegalmente a menores, no en prohibiciones integrales que quitarán las opciones de los adultos respetuosos de la ley.

El vapeo entre jóvenes es una preocupación, pero en la búsqueda de reducir su probabilidad, los políticos de San Francisco niegan tecnologías alternativas a los fumadores adultos que quieren dejar de fumar. Esa es una mancha oscura en la Ciudad Dorada.

YAËL OSSOWSKI es el Director Adjunto del Consumer Choice Center (CCC). El CCC representa a los consumidores en más de 100 países de todo el mundo, monitorea de cerca las tendencias regulatorias en Ottawa, Washington, Bruselas, Ginebra y otros puntos críticos de regulación e informa y activa a los consumidores para luchar por la elección del consumidor.

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