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¿Deberíamos recortar los aranceles posteriores al Brexit sobre las importaciones de alimentos para ofrecer a los consumidores bienes más baratos?

Bill Wirtz, analista de políticas del Consumer Choice Center, dice SÍ.

Al contrario de lo que le dirán los proteccionistas, los aranceles no solo dañan al país al que se imponen.

Si el gobierno decide mantener los aranceles a la importación de alimentos después del Brexit, serán los consumidores británicos quienes pagarán la factura de estos aranceles en forma de precios más altos. Esto es particularmente devastador para los hogares de bajos ingresos, que gastan la mayor parte de sus ingresos en alimentos.

El Reino Unido debería recordar sus malas experiencias con los aranceles sobre alimentos. Los aficionados a la historia recordarán las leyes del maíz del siglo XIX, que se introdujeron para proteger a los productores locales contra el maíz de Francia o Alemania. El resultado de esta política comercial aislada rápidamente se hizo visible: mientras los productores británicos se beneficiaban, el precio del grano se disparó en la década de 1830.

Los mismos principios económicos se aplican hoy.

Tanto los partidarios de la permanencia como los partidarios del Brexit deberían tener como misión ofrecer alimentos más baratos y más opciones al consumidor británico. Los aranceles solo ayudan a los agricultores, mientras que el libre comercio beneficia a todos.

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