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Mantener a todos a salvo es bueno... pero evitar el progreso basado en información falsa es malo para todos.

Toda tecnología genera cierto grado de escepticismo. Ya sea que se trate del descubrimiento de la electricidad, la invención del tren o la llegada de las microondas a nuestros equipos de cocina, las voces críticas hacen preguntas importantes sobre la seguridad. La red 5G no es una excepción. Sin embargo, en algún momento, tenemos que aceptar los resultados científicos. Escriba "5G" y "salud" en los motores de búsqueda. Encontrará varios artículos que no pueden darle respuestas exactas sobre las implicaciones para la salud de la red, pero sugieren varios escenarios fatalistas.

El tipo de radiación involucrada en las comunicaciones inalámbricas está en el rango de las ondas de radio, y estas ondas transportan mucha menos energía que la radiación ionizante, como los rayos X y los rayos cósmicos, que pueden romper los enlaces químicos en el ADN y provocar cáncer. En los EE. UU., la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) regula la cantidad de ondas que se pueden emitir. El único efecto biológico conocido de las radiofrecuencias es el calentamiento: la temperatura de su cuerpo puede aumentar en estas condiciones.

Sin embargo, los límites existentes son tales que evitan el riesgo de sobrecalentamiento. Si se respetan los límites marcados por la normativa vigente, no hay consecuencias biológicas. También hay que añadir que las frecuencias del 5G son diferentes a lo que se supone en los medios. Quienes se oponen a la tecnología 5G afirman que las altas frecuencias de la tecnología harán que los nuevos teléfonos y torres celulares sean extraordinariamente peligrosos.

La verdad es exactamente lo contrario, como explican los científicos. Cuanto mayor sea la frecuencia de radio, menos penetra en la piel humana, lo que reduce la exposición a los órganos internos del cuerpo, incluido el cerebro.

Entonces, ¿cuál es el punto de los mitos contra 5G?

Por un lado, tenemos el escepticismo general y regular de los ambientalistas antiprogresistas y los conspiracionistas anticorporativos. Tal oposición nunca puede ser refutada con evidencia científica. Por otro lado, estamos presenciando el escepticismo de la población en general, organizada a través de diferentes medios, incluido el sitio web Russia Today (RT). En EE. UU., el New York Times explica que RT America está inundando las redes sociales con mensajes anti-5G. La idea es evitar que Estados Unidos avance en beneficio de Rusia.

Mucho más simple, la desinformación a menudo beneficia a ciertas empresas competidoras. Vimos esto en la discusión sobre la conectividad del automóvil: 5G versus wi-fi: los fabricantes estaban presionando a Bruselas para convencer a la UE de que apoyara uno u otro. En julio de 2019, el gobierno alemán publicó su posición sobre estas futuras tecnologías. Se está preparando para respaldar el uso de la tecnología wi-fi para vincular automóviles conectados, argumentando que la tecnología 5G aún no está lo suficientemente madura como para ofrecer resultados. El documento publicado por el gobierno alemán establece que “la industria debería centrarse en la tecnología que utiliza señales de corto alcance basadas en wi-fi”.

En respuesta, algunos fabricantes de automóviles se han pronunciado a favor de la posición del gobierno alemán, mientras que otros han argumentado que Berlín debería apoyar la tecnología 5G.

La batalla del cabildeo se está librando a través de los canales de comunicación tradicionales. En este nivel, primero se debe establecer una base de hechos comprobables para poder discutir en igualdad de condiciones de conocimiento.

En el caso del 5G, este debate será crucial para el futuro tecnológico de Europa.

Publicado originalmente aquí.

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